La celulitis es una afección del tejido subcutáneo que afecta principalmente a las mujeres. Se caracteriza por la formación de irregularidades en la capa superficial de la piel. Sus causas pueden ser varias, desde cuestiones genéticas hasta problemas de circulación o malos hábitos de vida.
¿Cómo se forma? La capa inferior de la piel está compuesta por muchas células grasas, también llamadas «adipocitos», entre las cuales circulan sustancias nutritivas cuya función es proteger la piel y eliminar toxinas. Cuando se produce un aumento excesivo de las células grasas, estos líquidos dejan de drenar de forma correcta. Así, se vuelven más espesos y obstruyen el sistema de circulación y eliminación de toxinas. Esto da lugar a la malformación de la capa exterior de la piel, que es lo que conocemos como celulitis o piel de naranja.
Una de sus principales causas está relacionada con la genética. Aquellas mujeres que tienen antecedentes de celulitis, sobrepeso u obesidad en algunos miembros de su familia, son más propensas a desarrollarla. En esos casos, es recomendable llevar una alimentación saludable con variedad de frutas y verduras, así como una rutina habitual de ejercicio.
Otro factor que influye en la aparición de celulitis es la falta de movimiento del cuerpo. Llevar una vida sedentaria produce que los músculos se vuelvan flácidos y no tengan una buena circulación sanguínea. El ejercicio es fundamental para favorecer el metabolismo de las células grasas y evitar la aparición de piel de naranja.
Las dietas con un alto contenido de grasas y azúcares son las peores enemigas de la piel. Pero lo dulce no es el único factor influyente, sino que el exceso de sal provoca la retención de líquidos y así contribuye a la formación de celulitis. Lo ideal es llevar una dieta tanto baja en sodio como rica en fibra, hierro y potasio. Además, es imprescindible mantenerse bien hidratado en todo momento. Se recomienda tomar al menos 2 litros de agua diarios.
Existen otros factores que pueden ocasionar que nuestra circulación no fluya correctamente y genere un aspecto antiestético a nuestra piel. Por ejemplo, el estrés, la inestabilidad emocional y el insomnio. Todos provocan tensiones y dificultan la circulación normal del flujo sanguíneo. Además, permanecer mucho tiempo de pie, llevar ropa demasiado ajustada o el uso frecuente de zapatos con taco también pueden influir en la generación de celulitis.
Finalmente, en ciertas etapas de la vida de una mujer en las que se producen cambios hormonales y debido a los altos niveles de estrógenos, se tiende a padecer retención de líquidos. Esto suele suceder en períodos como el embarazo, la pubertad, la menopausia, durante la toma de pastillas anticonceptivas, etc., y es habitual que favorezca la generación excesiva de células grasas en nuestra piel.
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Fuente: belleza.uncomo.com