Las manchas te envejecen

Los expertos dicen que lo primero a lo que debemos prestarle atención si tememos al envejecimiento es a las manchas y no a las arrugas como solemos pensar. Nuestra piel está preparada para adaptarse al clima, y ésta lo hace a través de un grupo de pigmentos: la melanina.

La exposición al sol dispara la producción de melanina. Para defenderse de los rayos UV, dicha sustancia se dirige hacia las capas más superficiales de la piel para absorber su impacto. Así, con el paso del tiempo, se produce una sobrecarga de células pigmentadas y se generan manchas de distintos tonos y tamaños en nuestra piel.

Cuando las manchas aparecen como consecuencia de la exposición al sol, lo más probable es que la piel que no se corresponda con la edad de la persona. Un exceso de rayos produce no solo manchas, sino también un envejecimiento prematuro de la piel, con la aparición de arrugas y flacidez.

Las zonas más comunes donde aparecen los oscurecimientos dérmicos son aquellas que están más expuestas como el rostro, las manos y el escote. Sin embargo, pueden afectar también otras zonas que hayan recibido un exceso de sol como los hombros, la espalda o incluso las piernas.

¿Sabías que cuando se comparan regiones que están crónicamente expuestas al sol con las que no lo están, la densidad de melanocitos -es decir, de las células que produce la melanina- es hasta dos veces mayor en las primeras? Pero eso no es todo. Además del sol, cualquier acción directa o indirecta sobre la piel que la irrite, la vuelva sensible o la estrese, también puede poner en marcha el proceso de pigmentación. Por eso, si tu objetivo es tener una piel joven, con la estrategia adecuada se puede mejorar o hasta lograr la desaparición de las manchas sobre tu piel.

Arrancaron las temporadas de frío, aquellas en las cuales la exposición al sol es mucho menor y la piel está en condiciones óptimas para realizarse tratamientos despigmentantes. No esperes más, ¡sacá tu turno!

 

Fuente: www.revistaohlala.com

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