La toxina botulínica, que conocemos como Botox, es una proteína que actúa relajando la musculatura y deteniendo la movilización muscular excesiva y los impulsos nerviosos. El Botox se inyecta en cantidades minúsculas para atenuar las líneas de expresión y prevenir su aparición. Es uno de los inyectables más utilizados, por eso es común que surjan mitos, conceptos erróneos e información falsa sobre el producto y su tratamiento.
Mito 1: es un tratamiento para corregir arrugas
Falso. Aunque se utiliza para hacer desaparecer las arrugas, contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, es mucho más efectivo cuando se emplea preventivamente que cuando se utiliza de manera rectificadora. Si el paciente comienza el tratamiento a modo de prevención, necesitará menos cantidad de inyecciones, conseguirá un resultado más natural y, lo que es más importante, retrasará el envejecimiento de la piel.
Mito 2: es tóxico para el cuerpo
Falso. Esta idea errónea proviene del hecho de que el Botox es una proteína purificada derivada de la toxina botulínica del tipo A, que contiene la misma toxina que causa la enfermedad del botulismo. Sin embargo, la concentración que se emplea en las inyecciones es muy baja y totalmente inofensiva: no puede propagar sus efectos fuera del área de inyección. Eso sí, este tratamiento está contraindicado cuando el paciente presenta algún tipo de infección en la zona a tratar.
Mito 3: deforma permanentemente las expresiones faciales
Falso. Lo cierto es que la distorsión de las expresiones faciales es poco frecuente y suele causarla una dosis excesiva o el uso del fármaco en el área equivocada. Para evitar cualquier riesgo es fundamental ponerse en manos de médicos que cuenten con un título oficial de especialista en cirugía plástica. Conocé a nuestro equipo de profesionales acreditados para este tratamiento.
Mito 4: es doloroso y produce efectos secundarios
Falso. El producto se inyecta con agujas muy finas a nivel intramuscular y, como mucho, puede sentirse una ligera molestia que dura pocos segundos. Tras su aplicación pueden aparecer pequeños hematomas en el punto de inyección, que desaparecen por sí solos a los pocos días.
Mito 5: solo tiene fines cosméticos
Falso. El Botox no solo es un gran aliado para combatir las arrugas y paliar el efecto del envejecimiento, sino también para tratar la sudoración excesiva, mejorar condiciones oftalmológicas, prevenir la migraña crónica y la rigidez muscular relacionada con la esclerosis múltiple y con otras enfermedades neurológicas.
Fuente: https://www.miarevista.es